EN CONDICIONES DE POBREZA: ARZOBISPO
VÍCTOR SÁNCHEZ
RUMOR SIN FRONTERAS: Gerardo Pérez
La interrogante es cruda y contundente:
¿Cuándo fue la última vez que valoraste el tener que comer?
Con el agregado:
¿Qué tengo que hacer hoy para comer?
La respuesta es cruel:
Fallecen por hambre y desnutrición… 8 mil 500 mexicanos en promedio al año.
Equivalente… 23 mexicanos mueren cada día por falta de alimento; o sea, casi uno por hora.
Además, en México 30 millones de personas presentan carencias por acceso a la alimentación.
Con el desgarrador dato:
En la República Mexicana se TIRAN DIARIAMENTE 50 MIL TONELADAS de alimentos.
Desperdiciándose:
¡250 mil toneladas de jitomate!… 10 veces la Torre Latinoamericana.
¡800 mil toneladas de pan!… 7 estadios de fútbol.
¡Un millón de litros de leche!… 400 albercas olímpicas.
Lo anterior representa el 4.4 por ciento del PIB –Producto Interno Bruto-, cuyo costo económico asciende a… ¡491 mil millones de pesos!
Vaya drama.
Vaya escenario.
Vaya espeluznante realidad mexicana.
Y qué decir del contexto en Puebla.
-Pese- a ser Cuarto Estado de mayor trascendencia e importancia política, social y económica del País, el cuadro que presenta es lamentable.
Veamos.
En el Estado de Puebla el 87.8 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y vulnerabilidad.
La Ciudad de Puebla es el CUARTO MUNICIPIO de todo el País con mayor concentración de pobreza, al sumar 700 mil personas en esa condición.
Vale acotar:
Las cifras y estadísticas citadas son del CONEVAL –Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social-, respecto al rubro “Pobreza en México 2020” y de la Secretaría de Salud Federal, 2021.
SOCIEDAD CONFÍA EN LA IGLESIA,
NO EN LOS GOBERNANTES
El Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinoza, invitó a un grupo de periodistas a recorrer las instalaciones del Banco de Alimentos Cáritas-Arquidiócesis de Puebla, el cual de rentar en 2009 un local de 50 metros en la Central de Abastos, 14 años después pasó a tener edificio y bodegas propias, en una extensión de 10 mil metros cuadrados en Coronango.
Trabajo titánico que se echó a cuestas Monseñor Sánchez Espinoza, meses después de tomar posesión de la Arquidiócesis y de dialogar ampliamente con el Diácono Jesuita Juan Enrique, quien inició labor hormiga, callada y solitaria de recolectar alimentos en la Central de Abastos para regalárselo a quienes no tenían qué comer.
Recorrer cada uno de los enormes galerones del Banco de Alimentos Cáritas es trasladarse a un mundo solidario y humanitario, de manos amigas y fraternas, donde no existe egoísmo alguno, mucho menos clases sociales, credo o religión, cuya misión es atender y darle de comer a quienes no tienen qué comer.
Ahí, un ejército de voluntarios –hombres y mujeres- trabajan recibiendo mensualmente en promedio mil 400 toneladas -60% perecederos y 40% no perecederos- de frutas, verduras, legumbres, carne, pan, cereales, enlatados, agua, mismos que van ordenando, lavando y desinfectando, para posteriormente distribuirse en los 8 comedores Palafoxianos, parroquias y centros de atención, a través de 50 unidades móviles con las que cuenta el Patronato.
Allí, otro grupo de voluntariado elabora almuerzos-comidas para 150 mil personas, que son atendidas semanalmente.
Y la entrega mensual de 60 mil despensas.
Vaya trabajo humanista y solidario.
Vaya fraternidad con el que nada tiene.
Vaya cobijo alimentario.
Don Víctor Sánchez puntualiza: Esto que están viendo se ha logrado y se consolida gracias a la sociedad que “confía en la iglesia y no en los gobiernos”.
A la suma de empresarios, campesinos, productores del campo, restauranteros, industriales, que día tras día regalan, donan, obsequian alimentos y productos al Banco de Alimentos Cáritas.
Ahí están Chedraui, Coopel, Wal-Mart, La Morena, San Marcos, Lala, Gran Bodega, productores de Acatzingo, Central de Abastos, restauranteros, sociedad civil, entre otros.
HAY QUE DAR HASTA QUE
DUELA: TERESA DE CALCUTA
Inspirados en la tarea humanitaria incansable de Santa Teresa de Calcuta y una de sus expresiones:
“Hay que dar hasta que duela”, el Banco de Alimentos es una Fundación de Beneficencia Privada con 26 años de servicio, que tiene -a la vez- un Patronato de la Sociedad Civil, que opera en 280 puntos de entrega y 120 instituciones, abarcando 62 municipios del Estado de Puebla y 33 de Tlaxcala.
Su misión es combatir con espíritu solidario la inseguridad alimentaria de las personas vulnerables de la región, proporcionándoles alimentos confiables, formación nutricional y capacitación para el desarrollo de la autosuficiencia alimentaria, señalaron Alexandra Ladrón de Guevara, gerente de Fortalecimiento y Carlota Corona Velázquez, representante del Patronato que preside Carlos Quiroz Amézaga.
Monseñor Víctor Sánchez –lo acompañó José Luis Cessati- refirió que el Banco de Alimentos Cáritas-Arquidiócesis de Puebla transita en tres vertientes.
“Alimentos del Hoy”: Se brinda alimento caliente a comedores para personas en situación de calle, indigentes, migrantes.
“Alimento del Mañana”: Entrega semanal de paquetes alimentarios –despensas- en Puebla y Tlaxcala.
“Alimento del Futuro”: Capacitaciones que buscan la auto-sustentabilidad de las personas atendidas donde encuentren un cambio de vida, que les permita tener un empleo digno, o auto-empleo para emprendimiento comunitario.
Ahí queda plasmado el trabajo pastoral del Arzobispo de Puebla, que sumado al desprendimiento de empresarios, firmas comerciales, productores y sociedad civil, le permite dar de comer a quien nada tiene.
¿Cuándo fue la última vez que valoraste el tener que comer?
¿Qué tengo que hacer hoy para comer?
Al tiempo.